Buscando el pastel de zanahoria perfecto, algo que se parezca al que tomé en Navidades en el
Belvedere Cafe de Belfast, he probado, con algunas variaciones, la receta de un librito que anda por casa,
Muffins y otros pastelitos (el título es mejorable, pero qué queremos por 4 euros) y que tiene toda la pinta de haber sido una compra compulsiva de supermercado. El resultado me ha parecido bastante mejor que el último que hice, cosa que me alegra por un lado, pero que me sonroja por otro, ya que tuve el atrevimiento de
llevármelo por ahí para compartirlo con otras personas. Amigas bilbaínas, prometo que el siguiente será esta versión 2.0
Ingredientes:
- 115 gr. de harina
- 160 gr. de azúcar moreno
- 175 gr. de zanahora picada
- 75 gr. de frutos secos variados tostados
- 2 huevos batidos
- 75 ml. de aceite de girasol
- 1 cucharadita de pimienta inglesa recién molida
- 1/2 cucharadita de nuez moscada
- una pizca de sal
- 8 gr. de levadura Royal
Para el glaseado:
- 250 gr. de mascarpone
- 50 gr. de azúcar glas
- 30 gr. de mantequilla
Nunca he sido precisamente fan de los glaseados y es la primera vez que hago uno de este tipo. Es una ventaja poder ajustar la cantidad de azúcar, que para la próxima vez será más baja. Es por gusto, no por dieta, y para corroborarlo advierto también que sustituiré el aceite de girasol por mantequilla, que me da a mí que va a quedar aún más rico.
Sobre la técnica, se mezclan los ingredientes secos por un lado y los húmedos (por lo visto, la zanahoria es húmeda) por otro, y luego se pone todo junto. Ha estado en el horno 55 minutos a 170-180 grados. El glaseado, que se hace batiendo bien todos los ingredientes, se pone cuando el bizcocho ya está frío y hay que repartirlo uniformemente por tooooda la superficie, o sea, no como el de la foto ;-)