Esta receta no es nueva en este blog, pero es el último pan que he hecho y, después de unas semanas de injustificable falta de actividad por aquí, me pareció que merecía la pena colgarla. Aunque sólo sea por disimular.
Quería llevar un pan a una cena a la que me invitaron de un día para otro y, claro, en esas conidiciones mi masa madre no tiene capacidad de respuesta. La pobre lleva un par de semanas durmiendo en el frigo sin que le preste mucha atención, así que no puede darme servicio con tantas prisas. Pero tengo en casa una estupenda dry yeast que me ha traído Juan en su última visita a España, así que, finalmente, pude comportarme como una invitada educada y agradecida y acudir a la cena con este estupendo pan de olivas receta de Bertinet. Se abrió exageradamente en el horno nada más meterlo, como si hubiera recibido una orden sobrenatural e implacable, y en seguida la pasta de aceitunas quedó a la vista.
Un consejillo: no llevéis este pan a ninguna parte si sois de carácter susceptible a preguntas del tipo "¿y eso negro qué es? o ¿se te ha quemado?" :-)
Ingredientes
600 gr. harina de trigo
150 gr. harina de centeno integral
525 gr. agua
7 gr. levadura seca instantánea
150 gr. de pasta de aceitunas negras (triturar aceitunas negras con 25 gr. de aceite de oliva y una cucharadita de hierbas provenzales)
Tras la primera fermentación, de una hora y cuarto, se extiende y desgasifica un poco la masa. Hay que extender la pasta de aceitunas por encima y después doblar y formar, en este caso como un batard. Salieron dos barras que hicieron el último reposo en un paño, no en moldes, antes de ir al horno a 220º durante unos 20 minutos y a 190º otros 30 minutos más.
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