Uno puede meterse en la cocina sabiendo claramente qué es lo que quiere hacer o para improvisar. Cuando te pones a hacer pan, puedes poner en práctica una receta específica o hacer lo que puedas con los ingredientes que tienes a mano. O puedes hacer una versión.
Inspirada por el eliopsomi que Juan hizo en diciembre, preparé hace unos días algo parecido pero no exactamente igual. Quería preparar un pan de aires mediterráneos para acompañar unas patatas con costillas que iba a compartir con unos amigos que venían con niños a casa. El aroma del ajo del eliopsomi, que para mi gusto es lo que hace tan especial ese pan, me pareció un poco arriesgado, por lo de los niños (tres niñas muy majas, en concreto), así que decidi sustituirlo por chalotas. Tampoco tenía menta, así que puse tomillo del huerto. Y sustituí parte de la harina de trigo por centeno integral.
La verdad es que la chalota (puse dos) nos pasó básicamente desapercibida, pero el pan quedó muy jugoso y rico. Los invitados, tan amables, lo ponderaron mucho y debían ser sinceros porque la hogaza no pasó de la comida.Qué majos.
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